El primer paso para mantener una piel perfecta y saludable es comprender que existen diferentes tipos de piel,  y para eso debes saber cuál es la tuya.

Por lo regular, no comerías un alimento que te causa alergia solo porque te han dicho que es saludable, ¿verdad? ¡Lo mismo vale para tu piel! Usar los productos inadecuados para tu tipo de piel es ineficaz e incluso podría ser dañino.

La piel se divide en cinco categorías: normalgrasamixtaseca y sensible. Seguro que la tuya encaja perfectamente en una de ellas. Aunque puede cambiar debido al clima, la salud y el envejecimiento.

 

¡Acompáñanos a descubrir cual es tu tipo indicado de piel!

 

 

Piel normal:

Es el resultado de una buena circulación, ya que tus poros son pequeños y prácticamente invisibles. La piel también se ve más suave, más limpia y más saludable que otros tipos de piel. Sin embargo, a pesar de ser menos propensa a presentar problemas, una piel normal también debe ser cuidada.

 

 

Piel Grasa: 

Las pieles grasas se caracterizan por tener poros dilatados y brillos por todo el rostro (no solo en la zona T, ya que en ese caso estaríamos hablando de una piel mixta). Pueden tener tendencia a experimentar puntos negros y granos –la incidencia de acné aumentará en un 60% en los próximos 10 años– y una textura poco uniforme.

 

Piel mixta: 

La piel mixta es la más complicada de cuidar debido a que presenta zonas grasas y zonas secas.

La zona grasa se hace presente en la llamada Zona T recorriendo la frente, la nariz y la barbilla. En esta zona es donde más se notan los signos típicos de una piel grasa: poros dilatados, sebo, puntos negros, etc. La parte del rostro externa a la Zona T, es la zona seca. Esto se debe a que la piel en esta zona es más fina favoreciendo su descamación. Al contrario que en la zona grasa, aquí no suelen aparecer granitos y los poros están prácticamente cerrados.

 

Piel Seca: 
La piel seca puede tener causas que no se deben a una enfermedad
subyacente. Por ejemplo, un ambiente seco, lavarse las manos con frecuencia, no hidratarse correctamente, nadar en una piscina con agua con cloro o realizar trabajos que desgastan las manos, como mecánica o agricultura.

 

 

 

Piel Sensible: 

 

Las personas con piel sensible padecen síntomas muy desagradables en el rostro, que pueden acompañarse (o no) de eritema (enrojecimiento). Los síntomas pueden incluir sensación de cosquilleo, tirantez, calor o incluso ardor, y con mucha menos frecuencia, prurito (picor). Es muy común que no toleren bien la aplicación de productos cosméticos en el rostro.

 

Y tu, ¿Ya conoces tu tipo de piel?

 

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